Pensamientos
Estación Semiología (estudio de las señales), a la que llegan difamadores de lengua larga, buscadores de citas de la Biblia para justificar acciones, escrutadores de revistas viejas y de periódicos que buscan acusaciones olvidadas, derrotados que exigen reconteo de votos y tienen en la boca la palabra fraude, señaladores de corruptos (que son muchos, menos ellos), insultadores alebrestados que más parece que mordieran, cínicos que revuelven los hechos y no se inmutan, cambiadores de conceptos a su amaño (éticas particulares), obsesivos que no paran de nombrar con la misma palabra al otro (la peor que tienen), negadores de toda evidencia que alegan persecuciones, promotores de levantamientos, abandonadores (valga la palabra) del recinto, en fin, las discusiones políticas se han ido convirtiendo en una especie de circo donde en lugar de propuestas se atacan unos a otros, se insultan y, bueno, lo que debió ser una sesión para el progreso del país, se percibe como una especie de gallera abundante en gritos, dedos índices en el aire y apoyo de barras que ya se parecen a las bravas de los estadios.
Acabo de pasar un mes entero rodeada de peces. A veces los veía nadando, a veces los sentía saltar, sin embargo, por más rápido que giraba la cabeza, no conseguía presenciar el salto, sólo los círculos que quedaban sobre la superficie del agua indicando el lugar exacto donde se había producido el acontecimiento. Suena exagerado, pero tras tantos días sin hablar con nadie y sin ver a nadie, el hecho de que salte un pez, es todo un acontecimiento.
El 22 de julio del 2023 el día comenzó temprano, sin esperar a que la alarma sonara, estaba con lo ojos abiertos a eso de las 4:50 a.m. venia de unas semanas intensas y divertidas en el trabajo. Con mucho entusiasmo me levanté de la cama y como de costumbre, salí de la habitación para prepararme el infaltable café matutino. Medité y contemplé junto con el café, un hermoso amanacer. Curiosamente me sentía muy bien de ánimos, diferente a los sentimientos que tuve en las últimas semanas. En ninguno de mis pensamientos te cruzaste, bien jugado. Aproveche mi buena energía, energía que seguro me inyectaste y salí a correr. De nuevo, en mi trayecto no te cruzaste por mis pensamientos. Al regresar, mientras desayunaba y mientras le recordaba lo mucho que amo a tu tía Cata, que estaba trabajando desde Paraguay, estabas poniendo en aprietos a tu mami, que según conversaciones con tu padre, iniciaste el deseo de llegar a esta familia desde muy temprano. Exactamente a las 10 de la mañana me llamó tu abuelo y con un llanto de alegría me dijo: “¿Ya sabes la última? Tu hermanita está hospitalizada porque al parecer la tarea se va a cumplir”. Justo en ese instante entendí porqué mis energías estaban al máximo, ya sabían que venías en camino.
Hoy es un día muy especial porque celebro tu vida, la vida de my Beauty. Años que seguro han estado llenos de lecciones y aprendizajes que han moldeado la vida de una mujer sin igual.
Decía Oprah Winfrey que mientras más enaltezcas y celebres tu vida, más encontrarás en ella motivos para celebrar. Y es que tu vida está llena de motivos para celebrar, porque eres una mujer sin igual.
Desde Medellín hacia Cúcuta hay 582 km. Desde Medellín hasta Pasto hay 813 km. Desde Medellín hasta Santa Marta hay 826 kms y aún así, mi reloj marcó más kilómetros este año: en total fueron 864,3 fascinantes kilómetros. Es como si hubiese corrido desde Medellín hasta Rioacha. Una enorme satisfacción personal.
Como lo he mencionado, correr es algo mío, rompe con mi rutina y me recuerda que estoy vivo. Hace que sienta mi cuerpo como en ningún otro momento ni espacio lo siento. Es mi meditación activa. En algunas ocasiones es estar con Jose, en otras, es estar con Manuel. A fin de cuentas, es estar conmigo mismo.
La noticia de tu existencia llegó muy al estilo de tú papá y tú mamá. Ella con su encanto, una risa llena de ilusión y nerviosismo, acompañada y respaldada por él, tu gran padre. Una persona práctica y sin muchos rodeos me dijo: Manuel te contamos que serás tío.
Enterarme de tu llegada, me inundó de una inmensa ternura. Como si una tonelada de aleluyas se hubiera derramado dentro de mi corazón, te abracé fuertemente a través de tu hermosa madre, hasta que la emoción se hizo lágrimas. Más felices no podríamos estar.